Cuando Jesús envía a sus discípulos a evangelizar les pide varias cosas. En primer lugar, les dice que vayan primero al pueblo elegido, a las ovejas perdidas de la casa de Israel, a los herederos naturales y destinatarios primeros de las promesas de la salvación mesiánica. Escuchar esto parece normal (y muy actual: “primero los nuestros”), pero sus resultados no son los deseados. Los herederos no se hacen merecedores de la herencia y la rechazan, los hijos no reconocen a su padre, los invitados no asisten al banquete, etc. Son multitud de imágenes que aparecen en la Escritura, especialmente en…